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Tal es la belleza, majestad y simplicidad con que comienza el relato de la creación registrado en Génesis. Sin embargo, un análisis del capítulo 1 del Génesis no es tan simple y directo como puede sugerir la lectura casual del texto bíblico. La interpretación moderna de la cosmogonía bíblica (comprensión de los orígenes) en Génesis 1 es extremadamente complicada. Se la clasifica en no literal y literal. Describiremos brevemente siete de las interpretaciones y evaluaremos cada una de ellas a la luz de la información bíblica.
Interpretaciones más relevantes de Génesis 1
Interpretaciones no literales. Los eruditos que sostienen una interpretación no literal de Génesis tratan el tema de diferentes maneras. Algunos consideran Génesis 1 como mitología; otros lo ven como poesía; algunos lo consideran como teología; y aún otros lo ven como un simbolismo.
Todos estos puntos de vista no literales tienen en común la suposición de que el relato de la creación de Génesis no es un relato literal directamente histórico de la creación.
Por Richard M. Davidson – Continuar leyendo artículo original
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Al leer el relato de la creación de Génesis, hallo que el primer día Dios dijo: “Sea la luz, y fue la luz” (1:3). Unos versículos más adelante, sin embargo, dice que el cuarto día Dios puso “lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra… y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas” (1:1418). Como cristiana creyente en la Biblia, me pregunto cuál fue la fuente de luz que iluminó nuestro planeta antes del cuarto día, si no provenía del sol.
Se han dado varias explicaciones. Una posibilidad es que la presencia divina fuera la fuente de luz del primer día de la creación…
Una segunda opción supone que el sol fue creado antes del cuarto día, pero que llegó a ser visible en ese día al retirarse las nubes.
Por Richard M. Davidson – Continuar leyendo el artículo original
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John Ashton cree en Dios. Cree en el informe del Génesis acerca de la creación. También es un investigador científico. De modo que se sorprendió cuando otro investigador desafió su creencia en una conferencia en la Universidad Macquarie, en Sydney, Australia. En ella, un relator daba evidencias que apoyaban el informe bíblico de la creación, pero otro investigador decía que él no creía que fuera posible encontrar a un hombre de ciencia con un doctorado que creyera en una creación literal en seis días. En ese momento, alguien mencionó los nombres de dos científicos que creían en el creacionismo. John Ashton era uno de ellos. Cuando supo acerca de esta conversación (él no había estado presente en la conferencia), aceptó el desafío, y el resultado fue la maravillosa colección de ensayos, In Six Days: Why 50 Scientists Choose to Believe in Creation.
Cuando recibí su invitación de contribuir al libro con un ensayo, al principio entendí que debía escribir específicamente acerca de la creación en seis días desde una perspectiva científica. Sin embargo, esa no era la intención de John Ashton. Yo creía en una creación en seis días, pero no por razones científicas. ¿Qué podría decir alguien acerca de este tema desde una perspectiva científica? ¿Cómo podría dar evidencias científicas de que la tierra y la vida fueron creadas en seis días literales? Yo sabía que había muchas áreas del creacionismo que podían ser estudiadas científicamente, pero no creía que la creación en seis días fuera una de ellas. Eso debía aceptarse estrictamente por la fe en la Biblia.
Por Henry Zuill – Continuar leyendo artículo original